Por Luis Martínez Alcántara
El 20 de julio de 1969, la misión Apolo 11 marcó un hito al llevar al primer ser humano a la Luna, momento seguido por aproximadamente 650 millones de personas mediante transmisión televisiva global, cuando Neil Armstrong pronunció su emblemática frase “un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad”.
Ese mismo día, el odontólogo argentino Enrique Ernesto Febbraro, inspirado por la solidaridad simbolizada por la hazaña lunar, propuso dedicar la fecha al valor universal de la amistad. Envío mil cartas a 100 países y recibió más de 700 respuestas, lo que consolidó la idea de un Día del Amigo el 20 de julio.
La iniciativa fue impulsada por el Rotary Club de Lomas de Zamora, y en 1972 Febbraro cedió su propuesta. Posteriormente, en 1979, la provincia de Buenos Aires oficializó la conmemoración, adoptando el lema “Un pueblo de amigos es una Nación imbatible”.
Hoy, cada 20 de julio se celebra la amistad en Argentina y otros países de América Latina como Uruguay, Brasil y Chile, con encuentros, mensajes y festejos que reflejan el espíritu de fraternidad universal que motivó Febbraro.
La coincidencia con el aniversario 56 del Apolo 11 refuerza el simbolismo de la fecha: una conquista tecnológica que unió a la humanidad y un homenaje social a la amistad. Se celebra además el Día Internacional de la Luna, por la ONU, reconociendo la exploración lunar como patrimonio compartido.
La dualidad de esta fecha invita a reflexionar sobre el vínculo entre ciencia y humanidad. El alunizaje fue un logro colectivo y, al mismo tiempo, Febbraro transformó ese acto en una celebración de la amistad, recordándonos que nuestros mayores logros nos unen más allá de fronteras y generaciones.
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